- Con este primer evento, 022estudio transforma su estudio de arquitectura en un espacio multidisciplinar que, a partir de 2024, ofrecerá una amplia programación de eventos y coloquios.
- En la primera charla sobre el papel de la mujer en la arquitectura y el diseño participaron nueve arquitectas y diseñadoras que ofrecieron su visión sobre el machismo en los distintos ámbitos de su profesión.
Cuando Víctor Riquelme (director de 022estudio) comenzó la reforma de su espacio en la Calle Pelayo de València, lo hizo con una idea en mente: que sirviese, no solo de oficina, sino como un espacio polivalente con cabida para distintos eventos, charlas y coloquios. El motivo es muy sencillo. Para Riquelme, consolidar y hacer crecer su marca pasa por analizar el entorno y trabajar de forma consciente en no perpetuar los roles y comportamientos que han atravesado históricamente las distintas disciplinas profesionales y, en especial, la suya. Su punto de vista es que la base para combatir el machismo, edadismo, racismo u homofobia que, durante siglos, ha existido en los distintos sectores de la arquitectura es la educación. La educación en todas sus formas, desde el colegio, hasta las charlas como la que ha tenido lugar en 022estudio, que permiten revisitar con ojo crítico, no solo el sector, sino también los comportamientos propios que se realizan de forma casi inconsciente.
La mujer en la arquitectura y el diseño
El primer coloquio, organizado y acogido por 022estudio, ha girado en torno al papel de la mujer en la arquitectura y el diseño y, para ello, Victor Riquelme ha sentado a conversar a nueve arquitectas y diseñadoras de distintas edades y con diferentes cargos de responsabilidad: Carmen Baselga, directora de Carmen Baselga Taller de Proyectos; Rebeca Pérez, directora de Tambori Arquitectes; Isabel Roger, cofundadora de DG Arquitectos; Celia Iribarren (diseñadora) y Martina Cabrera (arquitecta), en 022estudio; Irene Benet, profesora de Diseño de Interiores en la UPV; Charo Gandía, fundadora de Charo Gandía, un estudio especializado en viviendas rurales; Alba Lara, de Acierta Retail y Euri Nácher, directora de Valoffice. “Lo que yo pretendo con esta charla es que nos sentemos aquí, como podríamos sentarnos en la terraza de un bar y conversemos sobre los temas que nos preocupan a todos y que son de gran importancia”, ha dicho Víctor Riquelme para abrir el coloquio, que se ha extendido algo más de hora y media y que ha tratado diversos temas, algunos más evidentes y otros que subyacen de forma menos perceptible para aquellos no acostumbrados a examinar de forma crítica el mundo que los rodea.
La obra como foco principal de machismo
Lo primero que Víctor le ha preguntado a las asistentes es, tal vez, la primera -aunque igualmente necesaria- capa de las muchas que se han ido pelando durante los más de noventa minutos de coloquio: Situaciones a las que se han tenido que enfrentar en su profesión por el hecho de ser mujeres. Entre las diferentes respuestas, las más comunes han sido que se dirijan a un compañero masculino, pese a estar ellas a cargo de la situación o que no tomen en serio sus decisiones, ya sea en la obra, o en la sala de reuniones.
No obstante, esto pronto ha conducido a la primera de las conclusiones que se han ido sacando. La obra es, con diferencia, el ámbito de la arquitectura donde más machismo sigue existiendo. “Creo que el machismo y la desigualdad se podrían paliar si entrasen mujeres en la base de la arquitectura, es decir, en la obra”, ha afirmado Carmen Baselga.
Todas han coincidido en que no es nada habitual ver a mujeres trabajando en la construcción, ni siquiera, en la figura de jefa de obra. Se necesitan poco más de los dedos de una mano para contar las jefas de obra que se han encontrado entre todas las participantes. La que más, ha trabajado con cuatro en toda su trayectoria.
Esto se traduce en una consecuencia evidente que tiene, a su vez, diferentes lecturas. La primera es que, una vez una mujer pisa el terreno esencialmente masculino de la obra, se la trata como una rara avis, como alguien que no pertenece a ese lugar y esto, a su vez, incurre en una pérdida de seguridad por parte de las arquitectas, que ven como el temido síndrome de la impostora le gana la batalla a la confianza en sí mismas.
Pero, incluso aunque la arquitecta se presente en la obra con confianza y seguridad plenas, la respuesta habitualmente es desconfianza, desobediencia y, sobre todo, ausencia de respeto.
“Las arquitectas ya hemos llegado a estar dentro de la obra, pero estamos ante un sector con un modelo masculino, acostumbrado a conseguir las cosas dando un golpe sobre la mesa y, al final, esa no es nuestra forma de trabajar y es ahí donde no nos encontramos”, ha sentenciado Rebeca Pérez (Tambori).
Sobre la falta de referentes
Otra cosa que, igual que en muchos otros sectores, sucede en la arquitectura y el diseño es que existen pocos referentes femeninos. De manera que, cuando una mujer alcanza un puesto de poder, las únicas referencias de liderazgo que tiene son masculinas, con todo lo que eso implica.
Eso, sumado a la necesidad de hacerse respetar, ha provocado que, durante años, muchas mujeres en puestos de poder hayan dirigido y liderado sus empresas asumiendo roles y comportamientos masculinos como propios.
“Me vienen a la mente Charlotte Perriand y Zaha Hadid pero hay una ausencia total de referentes de figuras de liderazgo femenino en empresas.”, ha dicho Euri Nácher (directora de Valoffice). Y ha proseguido: “En estos años me ha sorprendido especialmente tener que modular mi forma de ser para que los jefes de obra no piensen que soy más débil o que pueden hacer conmigo lo que quieran. Y al final creo que no se trata de cambiar nuestra forma de hacer las cosas, sino de que ellos se acostumbren a nosotras. Podemos liderar siendo empáticas y cercanas”.
“Yo lo que intento es adquirir esa figura de liderazgo, pero sin caer en los roles masculinos”, ha concluido Charo Gandía.
La conciliación y los cuidados como foco de desigualdad
Sobre la desigualdad, especialmente en lo referente al número de arquitectas colegiadas han hablado, sobre todo, Carmen Baselga -que ha ocupado a lo largo de su carrera distintos puestos de carácter institucional y educativo- e Irene Benet, profesora de la UPV, y lo han hecho con datos en la mano. Aunque en los distintos grados y másteres relacionados con la arquitectura y el diseño hay una mayoría de estudiantes femeninas, la realidad es que después es mayor el porcentaje de arquitectos colegiados, ha recalcado Carmen Baselga.
La clave, dice Irene, es que al final los cuidados siguen recayendo en la mujer, por tanto, “muchas no apuestan por colegiarse y dar ese salto al vacío de crear su propio proyecto, sino que trabajan para un estudio, conservando así ese tiempo para los cuidados”.
Y no solo eso, sino que, según ha observado Rebeca Pérez, “en la mayoría de estudios de arquitectura el liderazgo está ejercido por los hombres, pero la masa de trabajo es de mujeres que están, principalmente, en los despachos y detrás del ordenador”.
Un futuro ¿prometedor?
Para cerrar el coloquio, las nueve participantes han reflexionado acerca del futuro de la mujer en la arquitectura y el diseño y los cambios que están empezando a observar tras el relevo generacional. “Es importante tener claro que queda mucho recorrido por delante”, ha dicho Alba Lara, una de las más jóvenes de la charla, a lo que Carmen ha reincidido en la importancia de tener más referentes y voces femeninas en todos los sectores de la arquitectura.
Por último, Víctor Riquelme ha insistido en la importancia de “educar hacia arriba y hacia abajo”. O lo que es lo mismo, no centrarse únicamente en la educación de las generaciones más jóvenes, sino también en la deconstrucción de todos aquellos que llevan trabajando en el sector muchos años.
Y con esto ha concluido un coloquio que, como el mismo Víctor Riquelme ha dicho, se podría haber alargado durante horas, porque son muchos los temas que quedan todavía por tratar. Aunque no descarta, de hecho, hacer un segundo volúmen para debatir acerca de todo lo que ha quedado en el tintero, hay otros debates que se plantea abordar próximamente, como son el edadismo o la homofobia en la arquitectura.
Con esta serie de charlas, Víctor convierte su estudio de arquitectura en un espacio multidisciplinar y se posiciona, no solo como el director de uno de los estudios más prometedores y ambivalentes de Valencia, sino como una persona que utiliza su voz e, incluso, su propia marca, para hacer del mundo un lugar más justo, inclusivo e igualitario.