El brutalismo es una de las corrientes arquitectónicas más impactantes del siglo XX, caracterizada por su uso de materiales crudos, formas geométricas imponentes y una estética funcionalista. La reciente película The Brutalist, ganadora de tres premios Oscar, ha vuelto a poner en el centro del debate este estilo arquitectónico, explorando su esencia y el contexto histórico en el que surgió.
¿Qué es el brutalismo en arquitectura?
El brutalismo es un estilo arquitectónico que tuvo su auge entre las décadas de 1950 y 1970, nacido como una respuesta al modernismo y con un fuerte énfasis en la honestidad estructural. Su nombre proviene del término francés béton brut, que significa “hormigón crudo”, en referencia a uno de sus principales materiales.
Este movimiento apostaba por construcciones funcionales, sin ornamentos innecesarios y con una apariencia robusta. Su objetivo era crear edificios sólidos, duraderos y accesibles para el público en general, especialmente en espacios urbanos y proyectos de infraestructura pública.
Características del brutalismo
El brutalismo se distingue por varios elementos clave en su diseño arquitectónico:
- Uso del hormigón a la vista: El material más representativo del brutalismo es el hormigón crudo, expuesto sin revestimientos o acabados decorativos.
- Formas geométricas masivas: Los edificios brutalistas suelen tener estructuras angulares, imponentes y con un fuerte énfasis en la simetría y la repetición.
- Funcionalidad sobre la estética: La arquitectura brutalista prioriza la utilidad y resistencia de los edificios, muchas veces proyectados para albergar espacios públicos como universidades, bibliotecas y complejos residenciales.
- Expresión estructural: Los edificios brutalistas muestran abiertamente su estructura, dejando ver columnas, vigas y materiales sin ocultar su funcionalidad.
Historia del brutalismo y su impacto global
El brutalismo surge después de la Segunda Guerra Mundial, en un contexto en el que muchas ciudades europeas debían reconstruirse. La necesidad de construir rápido y con materiales accesibles hizo que el hormigón se convirtiera en la opción ideal.
Arquitectos como Le Corbusier popularizaron este estilo con obras emblemáticas como la Unidad de Habitación en Marsella (1952). Posteriormente, el brutalismo se expandió a países como Reino Unido, donde arquitectos como Alison y Peter Smithson diseñaron edificios de vivienda social con esta estética.
En América, el brutalismo fue adoptado en grandes edificios gubernamentales e instituciones académicas, como la Biblioteca Geisel en la Universidad de California. En Brasil, arquitectos como Paulo Mendes da Rocha llevaron esta corriente a otro nivel, combinando el brutalismo con influencias locales.
Arquitectos más representativos del brutalismo
Varios arquitectos marcaron la evolución del brutalismo con sus obras innovadoras y su visión única de la arquitectura:
- Le Corbusier: Considerado uno de los padres del brutalismo, sus proyectos en Francia sentaron las bases del movimiento.
- Alison y Peter Smithson: Introdujeron el término “brutalismo” en el Reino Unido y diseñaron edificios como el Robin Hood Gardens en Londres.
- Paul Rudolph: Su legado en Estados Unidos incluye la Escuela de Arquitectura de Yale, una obra maestra brutalista.
- Kenzo Tange: Este arquitecto japonés fusionó el brutalismo con la arquitectura tradicional japonesa, creando edificios de gran impacto visual.
El brutalismo en The Brutalist y su relevancia actual
La película The Brutalist ha revivido el interés por esta corriente arquitectónica al narrar la historia de un arquitecto húngaro que emigra a Estados Unidos en busca de oportunidades. Su representación del brutalismo no solo captura su estética fría e imponente, sino que también explora la lucha de los arquitectos por dejar su huella en la historia.
A pesar de que el brutalismo cayó en desuso en los años 80 debido a su apariencia austera y su asociación con edificios gubernamentales opresivos, en la actualidad está viviendo un resurgimiento. Muchos arquitectos y diseñadores contemporáneos han revalorizado su audacia estructural y su impacto urbano, con renovaciones y restauraciones que buscan preservar su legado.
El brutalismo sigue siendo una corriente que divide opiniones: algunos lo consideran un símbolo de innovación y resistencia, mientras que otros lo ven como una arquitectura fría y poco acogedora. Sin embargo, su influencia en el diseño moderno es innegable, y The Brutalist ha logrado traerlo de vuelta a la conversación cultural y arquitectónica.