Con la llegada de los cientos de negocios que, inevitablemente, surgen como consecuencia de la gentrificación de las ciudades, las cafeterías-librería se han convertido en todo un fenómeno arquitectónico, situándose en el punto medio entre tradición y vanguardia. Y es que no hay nada más antiguo que el disfrutar de una buena taza de café mientras uno se pierde en universos inexplorados. Y, a su vez, no hay nada más novedoso que la confluencia de dos negocios que, aparentemente, no tienen nada que ver.
Es la idiosincrasia de las nuevas ciudades. Con la expansión de las mismas y el crecimiento del turismo, los comerciantes de toda la vida ven como sus calles se llenan de tiendas de CBD, de ropa vintage o de alquileres de patinetes. No obstante, existe cierto encanto genuino en las cafeterías-librerías que las mantiene en la delgada línea que separa lo culturalmente aceptado, de esa temida etiqueta que es la de negocio hípster. Entre el olor de los libros y el aroma del café, uno puede casi palpar el influjo de las cientos de historias allí leídas, convirtiendo estos espacios en algo inaudito: un ejemplo de transgresión que, a su vez, mantiene su solera.
A nivel arquitectónico, estos lugares multifuncionales presentan ciertos desafíos, obligando a arquitectos y diseñadores a lograr el equilibrio perfecto entre ambos mundos.
El atractivo de las cafeterías-librería
Parte del encanto de estos espacios radica en que, una vez se atraviesan sus puertas, uno puede encontrarse en el París de los años 20, inmerso en un mundo de fantasía, o atravesando las calles de la Barcelona de la posguerra, dependiendo de qué tapa de libro decida abrir. El poder de las palabras emana de las estanterías, convirtiendo a las cafeterías-librerías en el lugar ideal para combinar los dos placeres a los que dan cobijo: el de la lectura y el de degustar una buena bebida caliente.
No obstante, el deleite de estos espacios va mucho más allá. Se han convertido en el lugar perfecto para socializar, ya sea en grupo o en pareja y se han consolidado como uno de los espacios preferidos a la hora de llevar a cabo diversos eventos culturales: desde clubes de lectura, a presentaciones de libros o, incluso, actuaciones en vivo. Todo puede ocurrir en estos espacios donde literatura y gastronomía conjugan el mismo idioma.
El diseño arquitectónico de las cafeterías-librería
Es sustancial tener en cuenta distintos elementos a la hora de llevar a cabo el diseño arquitectónico de una cafetería-librería. Y es que del diseño del espacio dependerá el lograr una atmósfera adecuada.
Distribución del espacio: El espacio debe estar cuidadosamente diseñado para permitir la circulación de clientes y facilitar el acceso a libros y áreas de asientos. La distribución generalmente incluye áreas de lectura, mesas para comer y mostradores de café.
Iluminación natural: La iluminación es esencial. Las grandes ventanas y la luz natural crean un ambiente acogedor para la lectura. También se deben emplear cortinas o persianas para controlar la luz según sea necesario.
Mobiliario: El mobiliario se debe seleccionar poniendo el foco en cada detalle. Las sillas y sofás han de ser cómodos para fomentar la relajación y la lectura. Además, las mesas deben ser lo suficientemente grandes para acomodar libros y bebidas.
Estanterías: Las estanterías son un componente central de la arquitectura de estos espacios. Deben ser accesibles y atractivas. La organización de los libros puede seguir un sistema temático o un diseño más caótico, según el enfoque del lugar.
Colores y materiales: Los colores suaves y cálidos, como los tonos terrosos, son comunes en el diseño de las cafeterías-librería. Por otro lado, los materiales naturales, como la madera y el cuero, a menudo se utilizan para crear una sensación de calidez.
Zonas de café: La zona de café debe ser funcional y eficiente, con espacio para la preparación de bebidas y la exhibición de opciones de café.
Desafíos de la acústica
Si en cualquier tipo de local dedicado a la gastronomía, la acústica es un factor fundamental, en el caso de las cafeterías-librerías lo es más si cabe. La combinación de personas hablando y máquinas de café puede crear un entorno ruidoso que no favorece al tipo de ambiente que exige este tipo de espacios.
Para abordar este problema, los diseñadores utilizan paneles acústicos y materiales de absorción de sonido para reducir el ruido. Además, la disposición del mobiliario puede influir en la acústica. Por tanto, separar las áreas de lectura silenciosa de las zonas de socialización ruidosas es una estrategia que puede favorecer a crear el entorno propicio para ambas actividades.
Adaptabilidad espacial
Un aspecto único de la arquitectura de las cafeterías-librería es su adaptabilidad. Estos espacios a menudo deben acomodar eventos, presentaciones y reuniones de grupos. Por tanto, el diseño arquitectónico debe permitir cambios en la disposición del mobiliario y la creación de espacios versátiles. Esto puede lograrse mediante la incorporación de sistemas de estanterías móviles, mesas plegables y áreas multifuncionales.
Sostenibilidad
La sostenibilidad se ha convertido en un enfoque clave en la arquitectura moderna, y las cafeterías-librería no son la excepción. Los materiales de construcción sostenibles, la iluminación eficiente y las prácticas de gestión de residuos son aspectos a considerar. Además, algunas cafeterías-librería optan por apoyar a productores locales y sostenibles de café y alimentos.
Cafetería-librería L’Arbre, por 022 estudio
Un antiguo taller de barcas en el barrio marinero de la ciudad de Valencia da lugar a un espacio que fusiona los valores del Cabanyal con una estética acogedora y respetuosa con la historia: La cafetería-librería L’Arbre.
Este proyecto, desarrollado por 022 estudio, aúna los valores de la sostenibilidad, la conexión con la naturaleza, el respeto por el patrimonio cultural de las ciudades, la integración social y la reactivación de los espacios, convirtiéndose en un ejemplo arquitectónico y cultural.
Bajo la premisa principal de mantener la esencia de lo que en su día fue un taller de barcas, sin perder de vista la funcionalidad del nuevo negocio, se estableció como prioridad mantener ciertos elementos clave que caracterizaban el edificio: el pilar central propio de las edificaciones del barrio marinero de la ciudad, el ladrillo caravista, el pavimento de hormigón o los elementos cerámicos, como azulejo cartabón o pañuelo -tan característicos de la cultura mediterránea-.
La vegetación, protagonista, junto a los libros, del espacio, queda latente en cada rincón: desde el perímetro del patio, hasta el limonero en el centro del local y, por supuesto, el nombre del mismo. Además, las distintas paletas cromáticas empleadas conectan el espacio con la naturaleza, evocando los paisajes autóctonos del barrio donde se encuentra.
En definitiva, un proyecto de reactivación arquitectónica en cuyas paredes convergen el paso del tiempo -y las huellas de este- y las cientos de historias que todavía están por leer y contar. Un espacio versátil único cuya arquitectura evoca el carácter y la idiosincrasia de la cultura valenciana.