Cuando, de pequeños, fantaseamos sobre el futuro, cualquier cosa nos parece posible: coches que vuelan, viajes al espacio, casas en Marte… Pero cuando crecemos nos damos cuenta de que el futuro y la innovación se perciben en nuestro día a día de forma mucho menos fantasiosa: los teléfonos móviles, el WiFi, la medicina… Con todo y con esto, es imposible negar que, de la misma manera que existieron la Edad de Piedra o la Edad del Metal, nos encontramos ante la era de la tecnología. La revolución en este campo ha hecho que nuestra vida se transforme radicalmente en los últimos cien años. Si echamos la vista atrás, no hace tanto desde que marcábamos los números de nuestro teléfono fijo para llamar a casa de nuestros amigos o familiares.
Esta revolución tecnológica infiere en todas las disciplinas. También, en la arquitectura. No lo hace, por supuesto, de esa forma extravagante que imaginamos de pequeños, con casas en otros planetas o rascacielos que rozan el espacio, pero sí con afán de abaratar costes, ser más sostenibles y también, por qué no, más rápidos. Precisamente para cumplir con esas tres premisas surgió una tecnología que está revolucionando el presente y el futuro de la arquitectura: la impresión 3D. Casas que, en lugar de construirse, se imprimen.
La impresión 3D pasa así de ser una simple herramienta para prototipos y pequeños objetos y se convierte en la solución para algunos de los retos que enfrenta la arquitectura, como los elevados costes de los materiales, los tiempos y, por supuesto la crisis de la vivienda en muchos países del mundo.
Este método implica el uso de máquinas especializadas que, capa por capa, depositan materiales de construcción para formar la estructura completa de una casa, aumentando exponencialmente la eficiencia en términos de tiempo y reduciendo significativamente los costes asociados a la construcción.
Una de las ventajas más destacadas de las casas 3D es, por tanto, su velocidad de construcción. Proyectos que tradicionalmente llevarían meses se pueden completar en cuestión de días o semanas. Este aspecto no solo beneficia a los constructores, sino que también tiene el potencial de abordar la crisis de vivienda, proporcionando soluciones rápidas y económicas.
Además de la eficiencia temporal, la construcción 3D también minimiza el desperdicio de materiales. La precisión de la impresión reduce la necesidad de cortes y ajustes, lo que no solo ahorra recursos, sino que también tiene un impacto positivo en la sostenibilidad de la construcción.
¿Se puede cuidar la estética en las viviendas 3D?
Contrario a la idea generalizada de que las estructuras 3D son monótonas y carentes de creatividad, la tecnología ofrece una sorprendente diversidad de diseño. Las impresoras 3D pueden crear formas y estructuras que podrían haber sido difíciles o imposibles de lograr con métodos convencionales. Esto no solo amplía las posibilidades estéticas, sino que también permite una mayor personalización de las viviendas según las necesidades y preferencias individuales.
Sin embargo, como con cualquier innovación, las casas 3D no están exentas de desafíos y escepticismo. La calidad de los materiales utilizados, la durabilidad a largo plazo y las preocupaciones de seguridad son aspectos que deben abordarse de manera rigurosa en el futuro. Además, la aceptación cultural y las regulaciones de construcción pueden ser obstáculos significativos en la adopción masiva de esta tecnología.
A pesar de los desafíos, ya estamos viendo ejemplos concretos de casas 3D en todo el mundo. Desde comunidades impresas en 3D en países en vías de desarrollo hasta proyectos de vivienda asequible en naciones desarrolladas, la tecnología está demostrando su viabilidad y su capacidad para abordar problemas habitacionales a diferentes escalas.
Ejemplos de construcciones en 3D
ICON y New Story – Impresión 3D en México: La organización sin fines de lucro New Story y la empresa ICON se asociaron para construir las primeras casas impresas en 3D en México. Estas viviendas asequibles se crearon en el municipio de Tabasco y presentan diseños sencillos pero funcionales. La impresión 3D permitió construir estas casas de manera rápida y rentable.
WASP’s TECLA – Italia: En Italia, la compañía WASP desarrolló un proyecto llamado TECLA, que implica la impresión 3D de viviendas con forma de iglú utilizando materiales locales. Estas casas tienen formas únicas y se construyen con un enfoque en la sostenibilidad y la eficiencia energética.
Yhnova’s Y-Shape – Francia: Yhnova, una empresa de construcción francesa, imprimió en 3D una casa llamada Y-Shape en Nantes. Esta casa de 95 metros cuadrados es la primera vivienda habitable impresa en 3D en Europa y fue construida utilizando un brazo robótico de construcción.
Peri y COBOD’s BOD – Alemania y Dinamarca: La compañía alemana Peri y la danesa COBOD colaboraron para imprimir en 3D una casa llamada BOD en Wallenhausen, Alemania. Este proyecto destacó la capacidad de la impresión 3D para construir viviendas de manera rápida y eficiente.
EPI y Échale’s Palari – Estados Unidos y México: En el área de Austin, Texas, la compañía estadounidense EPI y la mexicana Échale unieron fuerzas para construir Palari, un desarrollo de casas impresas en 3D. Estas viviendas buscan ofrecer soluciones asequibles y sostenibles para la vivienda.
En definitiva, las casas 3D están emergiendo como una perspectiva transformadora en el mundo de la arquitectura, por su capacidad para acelerar la construcción, reducir costes, ser más sostenibles y ofrecer flexibilidad de diseño. Pero, como con cualquier tecnología, la implementación de la impresión 3D en la arquitectura plantea una serie de retos y preguntas que habrán de responderse con el tiempo. Y, aunque el impulso detrás de esta tecnología sugiere que podríamos estar presenciando un cambio sísmico en cómo concebimos y construimos nuestras viviendas, debemos afrontar este desafío con prudencia, asegurando que nuestras casas del futuro sean tan seguras y sostenibles, como innovadoras.