16En artículos anteriores hemos explicado cómo el diseño y la arquitectura juegan un papel fundamental en nuestra cotidianeidad, no solo a nivel funcional, sino también influyendo en nuestro estado de ánimo y nuestro comportamiento.
Por lo tanto, siendo el espacio de trabajo uno de los ambientes dónde más horas invertimos al día, cabe estudiar todos los factores que afectan a nuestra productividad y comodidad en él.
A la hora de plantear el diseño de una oficina, debemos considerar elementos como la estructura del espacio, los sistemas de almacenamiento, la iluminación, factores climatológicos y, por supuesto, la paleta de colores que empleamos en ella.
Los colores que nos rodean afectan de forma directa a nuestro comportamiento y nuestras emociones, por lo que debemos prestar especial atención a la psicología del color a la hora de diseñar un espacio de trabajo.
Psicología del color
La psicología del color es el campo de estudio que analiza cómo percibimos y nos comportamos ante diferentes colores, así como las emociones que suscitan en nosotros dichos tonos.
Siendo una disciplina que contempla aspectos subjetivos, como las variaciones en la interpretación según las diferentes culturas, hay ciertos principios establecidos y consolidados, sobre todo en sociedades occidentales.
Existen factores biológicos y culturales que explican por qué los colores nos inducen a experimentar ciertas sensaciones y adoptar determinados comportamientos.
En lo referente a aspectos biológicos, la psicología del color afecta a todas las especies más allá de la humana. Existen ciertos tonos, como la combinación de rojos y amarillos, que son concebidos como una señal de peligro. Por lo que muchas especies adoptan esos colores a modo de advertencia o para parecer intimidantes.
Y en cuanto a los factores culturales, prácticamente en todas las sociedades se asocian los colores a determinadas emociones o conceptos para expresar ideas abstractas. Como ya hemos mencionado, la asociación de ideas con los diferentes colores varía dependiendo de la cultura. Por ejemplo, mientras que en las sociedades occidentales el blanco suele relacionarse con la pureza, la tranquilidad y la limpieza, en las orientales se asocia con la muerte.
El rojo, por ejemplo, es uno de los tonos con más consenso entre los expertos y suele relacionarse con la fuerza y la pasión, pero también con el peligro y la agresividad.
Por otro lado, al igual que el blanco, el negro encuentra diferentes connotaciones dependiendo de la cultura y la disciplina que lo analice. Mientras que en Occidente se asocia a la muerte y la destrucción, en el antiguo Egipto representaba la fertilidad y el crecimiento y en ámbitos como la moda, la elegancia y la sofisticación.
Psicología del color aplicada al espacio de trabajo
Una elección incorrecta en el color del espacio de trabajo puede conllevar efectos negativos en la rutina y productividad de los empleados. Por lo tanto, al elegir los colores que conforman las diferentes áreas, hay que tener en cuenta los matices asociados a cada tonalidad y huir de elegir ciertos pigmentos simplemente por causas estéticas o decorativas, o por ser los colores identitarios de la compañía.
Aunque elegir los colores corporativos crea sensación de identificación y pertenencia, hay muchos otros componentes a tener en cuenta a la hora de seleccionar el tono de una oficina.
Análisis de los colores y cómo afectan al desarrollo de la actividad laboral
Según numerosos estudios, los colores cálidos generan un ambiente más alegre y creativo. No obstante, también provocan, generalmente, una menor relajación. Por lo tanto, cuando la concentración de colores cálidos es excesiva, los trabajadores se muestran alterados y son más propensos a las distracciones.
Por el contrario, los colores fríos dan sensación de tranquilidad y amplitud. Esto ayuda a mejorar la concentración y productividad de los trabajadores, restando, eso sí, creatividad.
Encontrar el equilibrio entre los diferentes tonos y colores es clave para lograr un entorno de trabajo atractivo para los profesionales. Además, hay que tener en cuenta que las connotaciones de un color en la vida cotidiana pueden ser contraproducentes en el ambiente laboral.
Connotaciones de los diferentes colores
Por ejemplo, el blanco es uno de los colores más utilizados en general. Aunque es innegable que se trata de un color elegante que transmite tranquilidad y limpieza, también induce al aburrimiento y la falta de creatividad. De manera que, si la actividad profesional a desarrollar exige estimulación e inventiva, es mejor huir de tonalidades blancas.
Por otro lado, los tonos verdes reducen el ritmo cardíaco. Por lo que, si nos encontramos ante un espacio de trabajo que exige inmediatez, tensión, espontaneidad e imprevisión, esta gama de colores reducirá el estrés de los empleados, mejorando su relajación y, por ende, su productividad bajo presión.
Solemos descartar tonalidades más fuertes como el rojo porque las asociamos a sensaciones de impulsividad y agresividad. No obstante, el rojo también ayuda a estimular las funciones cognitivas. Por lo tanto, en caso de encontramos ante una actividad profesional que exige una gran concentración, el rojo nos mantendrá alerta y focalizados en las tareas a desarrollar, teniendo como efecto adverso el aumento de los niveles de estrés de los trabajadores.
El azul, por otro lado, es uno de los colores más utilizados por las empresas de comunicación o marketing. Los logotipos de grandes corporaciones como Facebook o Twitter son azules, ya que es un color elegante que transmite confianza y pureza. Además, el color azul incentiva la creatividad. Por lo que es habitual encontrarlo en entornos de trabajo relacionados con el marketing y la creación de contenido digital.
En lo referente a tonalidades como el amarillo o el naranja, estas suelen impulsar la creatividad y el optimismo. También invitan a relacionarse con los compañeros, por lo que son recomendables en espacios como salas de reuniones o de team building.
Conclusión
En conclusión, a la hora de elegir los colores que conforman un espacio de trabajo, es necesario hacer un análisis previo de las diferentes singularidades del lugar y de las exigencias de la actividad profesional que se desarrolla en él. De esta manera, mediante el diseño podremos favorecer un ambiente de trabajo acorde a las particularidades de cada empresa.