La gastronomía es parte esencial de nuestra cultura. En España disponemos de toda una red de locales y chefs que nos posicionan a la vanguardia de un arte cada vez más reconocido.
El éxito de un restaurante viene dado por infinitos factores. Y, aunque la cocina es el valor primigenio y el punto de partida, hay muchos aspectos que infieren en ella, ya sea para potenciarla o para restarle valor. Por eso, los restaurantes apuestan, cada vez más, por ofrecer experiencias gastronómicas integrales en las que se cuida cada detalle en pro de satisfacer cada uno de los sentidos del comensal.
Por lo tanto, cocina y diseño han de ir alineados para multiplicar el placer que es en sí comer.
Un buen proyecto de interiorismo es aquel que obvia las modas y pone el foco en enaltecer la esencia del restaurante. Con la experiencia del usuario en el centro de la ecuación, el diseño se convierte en el vehículo a través del cual se potencian las virtudes del contenido. Es sustancial, pues, que el diseño integre la idiosincrasia del local y conduzca la experiencia de los comensales, siempre adaptándose a las necesidades y especificaciones concretas del espacio.
Primer paso: Análisis del sector hostelero
A la hora de plantear cualquier proyecto de interiorismo, es necesario tener una imagen general del sector en el que se encuentra para conocer y examinar sus singularidades y metodologías. En el caso de la restauración, es también fundamental llevar a cabo un análisis exhaustivo del nicho de mercado que abarca.
Mediante el estudio, tanto de la competencia, como del propio espacio, se podrán plantear aquellos conceptos e hilos conductores que marcarán el diseño del local.
Ambientes congruentes con la cocina
Diseñar un restaurante pasa, necesariamente, por prestar atención a su autenticidad.
Según un estudio llevado a cabo por investigadores de la Universidad de Granada y publicado en la International Journal of Contemporary Hospitality Management, los usuarios valoran que los restaurantes sean auténticos. Esto significa que los clientes responderán favorablemente ante aquellos locales en los que la cocina y el ambiente sean congruentes con la cultura que representan.
El valor de marca de un restaurante se verá incrementado cuando exista una concordancia entre todos sus elementos. Por ejemplo, en caso de tratarse de un restaurante donde sirven comida japonesa, la decoración, el personal e incluso el hilo musical deben seguir una línea que evoque dicha cultura. En caso de ser un local donde se sirve comida que toma como base los productos locales, se requerirá una selección de materiales naturales y autóctonos. Y, si, por el contrario, nos encontramos ante cocina fusión, el local podrá presentar un estilo más futurista e innovador.
Cabe destacar, no obstante, que no se debe partir de conceptos ya establecidos, sino que es esencial llevar a cabo un estudio personalizado para lograr un interiorismo único, exclusivo y con personalidad propia.
Además, al conocer cada una de las particularidades de su cocina, se podrás potenciar la esencia de la misma y, por ende, conectar emocionalmente a los comensales con la comida.
El interiorismo del restaurante ha de ser un reflejo de su chef
El diseño de interiores se plantea como una herramienta más de marketing y, por tanto, influye de forma directa en las ventas. Es por eso que el interiorismo de un restaurante debe ser un fiel reflejo de su chef.
Tener presente la personalidad y la esencia que el chef transmite a la hora de cocinar es fundamental para lograr un diseño homogéneo y exclusivo, que además tenga credibilidad ante el cliente.
Funcionalidad y estética han de ir de la mano
Lograr el balance perfecto entre funcionalidad y estética es, tal vez, uno de los procesos más complicados en la mayoría de proyectos. En el caso de la hostelería, la estética debe estar siempre al servicio de la funcionalidad para mejorar la experiencia del cliente.
Por lo tanto, a la hora de plantear el diseño es esencial cuidar la ergonomía y operatividad del espacio, mediante el estudio de las zonas de entrada y salida de la cocina, la iluminación, la versatilidad de las mesas o la ubicación de espacios íntimos.
Prestar atención a cada pequeño detalle es lo que marca el valor diferencial de un restaurante y lo convierte en extraordinario.
Cuidar los elementos físicos
Y, por supuesto, si hablamos de la experiencia de los comensales, cabe señalar la confortabilidad del espacio.
Existen tres factores básicos para que el usuario se encuentre cómodo y centre su atención en aquellos valores diferenciales del local: la iluminación, la acústica y la climatización.
En nuestro artículo sobre la correcta iluminación de los restaurantes detallamos todos aquellos factores a tener en cuenta para plantear un ambiente lumínico correcto.
En cuanto a la acústica, es un elemento básico a tener en cuenta. Será necesario, pues, diseñar el local con materiales que eviten el eco y la reverberación. El volumen del restaurante debe ser agradable y no invasivo. Es fundamental que los comensales puedan mantener una conversación privada y que no se vean interrumpidos por el eco de otras mesas. Además, es necesario prestar atención al hilo musical que, como ya hemos mencionado, debe ser congruente con el resto de elementos del diseño.
Y, por último, la climatización ha de ser la adecuada para que el usuario no pase frío ni calor. Además, es primordial cuidar las zonas de ventilación para evitar los olores que, irremediablemente, se generan en los restaurantes y mejorar así la calidad del aire.
En definitiva, la gastronomía es un arte que se nutre de otras disciplinas, potenciando así sus valores y su esencia. Cocina y arquitectura deben, pues, fusionarse para lograr una experiencia gastronómica completa. Buscar la originalidad y la diferenciación es lo que hará de un restaurante un espacio único, incomparable y con personalidad propia.