A la hora de seleccionar un proyecto, los arquitectos y arquitectas ven su decisión influenciada por diversos factores. Partiendo de cuestiones básicas como la especialidad, la disponibilidad, el presupuesto o los plazos, existen ciertos detalles intangibles que infieren en la decisión de un arquitecto de embarcarse en un proyecto particular: el valor patrimonial del edificio, el impacto en la comunidad, la sostenibilidad o, incluso, el hecho de que suponga algún tipo de desafío son algunos de ellos.
Y es que todos aquellos proyectos con cierto remanente cultural, innovador o sostenible apelan a la curiosidad y la parte más artística y creativa de un arquitecto o estudio de arquitectura, convirtiendo su trabajo en algo que va mucho más allá de las cuestiones técnicas.
1. Valor patrimonial del edificio
La oportunidad de trabajar en un edificio con un alto valor patrimonial supone todo un reto para un arquitecto o estudio de arquitectura.
La restauración o preservación de un edificio histórico puede ofrecer desafíos únicos, permitiendo al arquitecto contribuir a la conservación del patrimonio arquitectónico de una comunidad e incrementando notablemente su prestigio.
2. Impacto en la comunidad
Un proyecto arquitectónico -sea de mayor o menor envergadura- ejerce un impacto en la comunidad circundante. Por eso, un arquitecto puede sentirse atraído por proyectos que contribuyan positivamente al entorno, como la creación de espacios públicos, parques, escuelas o centros comunitarios.
La oportunidad de mejorar la calidad de vida de las personas y dejar una huella indeleble en la comunidad puede ser un poderoso incentivo, además de suponer una mejora sustancial de la imagen de marca del arquitecto o estudio de arquitectura.
3. Desafíos técnicos
Para muchos arquitectos, los desafíos técnicos son una fuente de motivación. Los proyectos que presentan problemas técnicos únicos o requerimientos especiales de diseño pueden ser particularmente atractivos.
La oportunidad de desarrollar soluciones innovadoras y aprender nuevas habilidades puede convertirse, por tanto, en una razón convincente para aceptar embarcarse en un proyecto determinado.
4. Colaboración creativa
Son muchos los perfiles implicados en un proyecto -sea de la índole que sea-. Por eso, a la hora de seleccionar su próximo trabajo, muchos arquitectos valoran la posibilidad de colaborar con un equipo que apueste por la creatividad y la innovación, brindándoles la oportunidad de participar en un proceso de diseño en el que las ideas fluyan libremente y se valoren las contribuciones creativas.
5. Sostenibilidad y diseño ecológico
Como hemos mencionado anteriormente, la sostenibilidad y la conciencia medioambiental se han convertido en valores que atraviesan la gran mayoría de disciplinas profesionales. En el caso de la arquitectura y el diseño aún más, si cabe.
Cada vez son más los arquitectos que tratan de desarrollar su trabajo partiendo de la siguiente premisa: el respeto por el medio ambiente, la sostenibilidad y la conciencia ecológica. Este cambio de paradigma en la forma de trabajar ha provocado que muchos arquitectos o estudios de arquitectura seleccionen determinados proyectos basándose en la posibilidad de incorporar principios de diseño ecológico y tecnologías verdes, contribuyendo, a su vez, a un futuro más sostenible y limpio.
6. Potencial de innovación
La arquitectura es una disciplina en constante transformación. A medida que la tecnología avanza, lo hacen también las diferentes posibilidades en la construcción y el diseño. Los arquitectos, por tanto, buscan estar a la vanguardia de las nuevas tecnologías que van surgiendo, expandiendo los límites de su campo y asumiendo proyectos que les permitan experimentar con materiales, procesos de construcción o enfoques de diseño innovadores.
7. Alineación con valores personales
La alineación de un proyecto con los valores personales y éticos de un arquitecto puede ser un factor decisivo. Por ejemplo, si un arquitecto está concienciado con la accesibilidad universal, se sentirá más inclinado a trabajar en proyectos que prioricen la accesibilidad para personas con discapacidades.
8. Oportunidad de aprendizaje
Todos aquellos proyectos arquitectónicos que ofrezcan la posibilidad de adquirir nuevas habilidades, explorar diferentes estilos o enfrentar desafíos técnicos son especialmente sugerentes para los arquitectos ávidos de conocimiento, que ven en la posibilidad de imbuirse en nuevos aprendizajes, el potencial de crecer profesionalmente.
9. Proyectos autónomos o personales
Algunos arquitectos pueden sentirse motivados por la posibilidad de trabajar en proyectos autónomos o personales, en lugar de proyectos comerciales o encargos de clientes. Estos proyectos implican una mayor libertad creativa y expresión personal, permitiendo entrever la personalidad del arquitecto a través de cada detalle.
10. Potencial de reconocimiento profesional
Y, por supuesto, la posibilidad de recibir reconocimiento profesional es un aliciente a la hora de seleccionar un proyecto. Los arquitectos y estudios de arquitectura pueden estar más dispuestos a aceptar aquellas construcciones que tengan potencial para recibir premios, reconocimiento de la industria o cobertura mediática.
En definitiva, la selección de proyectos arquitectónicos va más allá de consideraciones económicas o técnicas; involucra una variedad de factores que pueden influir en la decisión de un arquitecto o estudio de arquitectura de embarcarse en una construcción. Estos valores y motivos son los que pueden proporcionar una mayor satisfacción y significado en el trabajo de un arquitecto, ofreciendo oportunidades únicas para contribuir positivamente al entorno y dejar su impronta en el mundo de la arquitectura y el diseño.