El pasado martes se celebró en Valencia, por primera vez en la historia, la gala The World’s 50 Best Restaurants (Los 50 mejores restaurantes del mundo). Por la alfombra morada de la Ciudad de las Artes y las Ciencias desfilaron celebridades del sector gastronómico de talla mundial y la llegada masiva de personalidades de todas partes del globo ejerció de dinamizador de una Valencia que vibró a ritmo de las recetas de los mejores chefs del mundo.
La organización británica reúne, desde hace 21 años, en un listado anual a los mejores restaurantes de todos los continentes. Y lo hace con una diferencia principal respecto a otros listados como la guía Michelín: y es que, mientras esta última otorga sus ya reconocidas estrellas en base exclusivamente a la comida -llegando a premiar puestos callejeros o restaurantes de Ramen atendidos por una máquina expendedora- los 50Best contemplan otros aspectos que infieren en la experiencia del comensal, como, por ejemplo, el diseño y la arquitectura de los restaurantes.
Y es que la cocina es un arte transversal -conquista los cinco sentidos- e interseccional -engloba diversos elementos artísticos que multiplican el placer que se siente al degustar una buena receta-.
Por eso, a la hora de recopilar los mejores restaurantes del globo, cabe analizar, no solo su recetario, sino su estructura, diseño e instalaciones.
La importancia del diseño de interiores
Los mejores restaurantes del mundo se caracterizan por un diseño de interiores cautivador, que va mucho más allá de la simple funcionalidad. Cada detalle, desde la elección de los materiales hasta la iluminación y el mobiliario, se selecciona cuidadosamente para crear una atmósfera única que eleve la experiencia del comensal.
Un buen ejemplo de ello es el número dos de la recién inaugurada lista y el restaurante español con mejor puntuación: Disfrutar, en Barcelona. Este local, regentado por Mateu Casañas, Oriol Castro y Eduard Xatruch -discípulos de Ferrán Adriá- es también el mejor restaurante de Europa. Emplazado en el barrio del Eixample, es un ejemplo destacado de una arquitectura y diseño de interiores que reflejan la creatividad y la excelencia culinaria de sus chefs. El espacio, diseñado por el estudio de arquitectura El Equipo Creativo, combina elementos contemporáneos con toques clásicos, creando una atmósfera elegante y acogedora. Las líneas limpias, los materiales cuidadosamente seleccionados y la iluminación estratégica se combinan para resaltar la belleza de cada detalle.
Integración del entorno
A la hora de plantear la arquitectura y el diseño de un restaurante, es esencial contemplar el entorno donde este se ubica, así como los elementos naturales a su disposición. Lograr una armonía entre entorno y cocina, no solo crea una estética visualmente atractiva, sino que potencia la conexión entre comensal y materia prima.
Al aprovechar elementos como la luz natural o la vegetación existente, se crean ambientes que potencian la experiencia culinaria. Un ejemplo de ello fue El Bulli. Ubicado en la Cala Montjoi (Roses), se caracterizó por una innovación que trascendía la propuesta gastronómica de Ferran Adrià, incluyendo elementos como el vidrio y el acero, que posicionaban al galardonado restaurante a la vanguardia en cuanto a diseño, arquitectura y gastronomía.
Otro ejemplo es el Asador Etxebarri, número cuatro de la lista 50Best. Ubicado en la pequeña localidad de Axpe -País Vasco- destaca por la integración del entorno natural circundante. Diseñado por el arquitecto Héctor Fernández Elorza, el restaurante integra con total armonía el entorno rural y montañoso en el que se ubica. Con una fachada de piedra y madera, el edificio se mezcla perfectamente con la estética tradicional de la región. Además, las grandes ventanas y terrazas ofrecen vistas panorámicas de la exuberante naturaleza que lo rodea, permitiendo a los comensales disfrutar de una experiencia culinaria en medio de un entorno idílico.
Integración de arte y diseño
El arte y la arquitectura son dos disciplinas intrínsecamente ligadas. Por eso, a la hora de proporcionar una experiencia sensorial completa, muchos restaurantes apuestan por hacer especial hincapié en el sentido de la vista. Incluyendo obras de arte contemporáneo, instalaciones visuales o, incluso, colaboraciones con diseñadores reconocidos, estos espacios se convierten en una obra de arte en sí mismos.
El restaurante Alchemist, en Copenhague -número cinco en la lista 50Best- da buena muestra de ello. Diseñado por el estudio de arquitectura Dissing+Weitling, el edificio que alberga el restaurante se presenta como una propia obra de arte.
En el interior, cada espacio ha sido meticulosamente diseñado para convertirse en una experiencia visual única. Cada estancia cuenta con una selección de obras de arte contemporáneo, que van desde pinturas y esculturas, hasta impresionantes instalaciones multimedia. Estas piezas, estratégicamente ubicadas para interactuar con el espacio arquitectónico, crean una experiencia inmersiva para los comensales, envolviéndolos en una danza sensorial. La integración del arte y la arquitectura en Alchemist no solo tiene un propósito estético, sino que también se considera una forma de expresión y comunicación. Cada pieza artística ha sido seleccionada para complementar la narrativa culinaria del chef y fundador Rasmus Munk. El arte se convierte en un lenguaje adicional que agrega capas de significado y profundidad a la experiencia gastronómica, generando un diálogo entre gastronomía, arte y arquitectura.
Los restaurantes como embajadores de la identidad cultural de un país
A través de la arquitectura, el diseño de interiores, la música y la gastronomía, los restaurantes pueden transmitir la historia, tradiciones y valores de una cultura. Mediante un diálogo entre los distintos elementos, ciertos locales se convierten en embajadores de la identidad de un país, dando muestra de su riqueza y evocando una sensación de pertenencia cultural.
El restaurante Central, en Lima -número uno en la lista 50Best y mejor restaurante de Sudamérica- se ha convertido en todo un reflejo de la cultura peruana.
Gracias a su enfoque en los ingredientes locales y su reinterpretación de la cocina tradicional, este local es todo un homenaje al país donde se ubica. El diseño, a cargo del estudio Grafton Architects, se basa en la idea de conectar al comensal con la biodiversidad del país. El diseño del espacio interior, inspirado en la geografía de Perú, ofrece diferentes niveles y zonas que representan los ecosistemas del país, desde la costa, hasta la sierra y la selva.
La fusión entre gastronomía y arquitectura tiene aquí como resultado una experiencia inmersiva por las tierras peruanas, transportando al comensal por los paisajes más característicos del país latinoamericano y proporcionándole una vivencia que trasciende la simple degustación de una receta culinaria.
Por Rocío Tuset.